martes, 1 de diciembre de 2009

Conciencia falsa



Existe una anécdota entre los círculos de los administradores, economistas y financieros que habla acerca de la eficiencia, de los valores laborales y las aspiraciones sociales, nos muestra una forma de ser, incuestionable, respetable e incluso admirable, es una guía de vida no solo en el trabajo, también en la vida cotidiana, esta anécdota la conocen como “Naranjas para el personal”.

Más o menos trata sobre un trabajador que se dirige a algún superior suyo, ha trabajado mucho tiempo en la empresa y desea un aumento de sueldo, además se encuentra ofendido al saber que uno de sus compañeros más jóvenes, ya ha recibido un ascenso de puesto. Él que no ha recibido jamás alguna oportunidad de acenso, se encuentra indignado y por eso acude a su gerente.

Este escucha las palabras del trabajador, y para evaluar su “valor” como trabajador, lo envía a comprar naranjas que serán utilizadas en una fiesta para los empleados, el trabajador regresa sin nada, y expone la situación con la que se enfrento. Entonces el superior llama precisamente al joven que recibió el ascenso y le envía a realizar exactamente la misma tarea.

El joven regresa no solo habiendo cumplido la tarea, sino también mostrando otras opciones y propuestas, de modo que el trabajador que quería el aumento, se va en silencio y triste sin haber logrado su objetivo.

En este pequeño cuento normalmente pensaríamos que el obrero no recibió el aumento porque no era suficientemente eficiente en su trabajo a comparación del joven que iba más allá de hacer lo que le pedían. Pero si analizamos este ejemplo desde el punto de vista de Lukács nos daremos cuenta de una realidad muy diferente.

Así pues comencemos analizando las intenciones implícitas de la narración, obviamente se dirige a trabajadores, el mensaje es muy claro y contundente, si deseas mejorar tus condiciones de trabajo debes hacer más de lo que te piden en beneficio de la empresa. Es un mensaje de falsa conciencia como diría Lukács.

Recordemos el clásico planteamiento marxista sobre la explotación obrera, el capitalista se enriquece a través del trabajo del obrero, así que entre más trabaje el obrero más se enriquece el capitalista, de modo que hacer más por el bien de la empresa, es el capitalista el que se beneficia.

Y aunque pensemos que finalmente el trabajador subirá de puesto y resultará menos explotado, tomemos en cuenta que una narrativa de este tipo, va dirigida a todos los trabajadores. Y por supuesto que cualquier capitalista estaría feliz si todos sus trabajadores hicieran más de lo que se les pide por el beneficio de la empresa.

Pero la verdad es que sólo los más sobresalientes recibirán el ascenso, independientemente de cuan bien hagan su trabajo. O que tan firmes crean en los ideales del capitalista. Así pues la intención de la narración va dirigida a convencer a los trabajadores de que se esfuercen más, lo cual beneficia solamente al capitalista. Los valores planteados pues, son de conciencia falsa. Ya que incentiva a los trabajadores a someterse a condiciones aun mayores de explotación.

El problema fundamental en una situación de este tipo, es que los trabajadores no son conscientes de su situación de explotados, muy posiblemente ignoran la existencia de una lucha de clases, y trágicamente tampoco se reconocen como una clase social, sino más bien como miembros de la empresa.

Esto es consecuencia de valores como los planteados en el relato anterior, que los convencen con la idea de que lo que ellos desean, es lo mismo que desea el capitalista, a esto se refiere la conciencia falsa, siendo que se definen a sí mismos como miembros de la empresa y adoptan las ideologías que se les imponen por las clases dominantes.

Para romper con este esquema sería necesario que los trabajadores adquirieran conciencia sobre su situación de explotados además de adquirir una conciencia de clase, en otras palabras una identidad de grupo, que reconocieran sus coincidencias como trabajadores y de ahí sus diferencias con las otras clases.

Regresemos al relato anterior, para fines prácticos nombraremos al trabajador que buscaba el ascenso como “Juan” y al más joven y eficiente “Roberto”. El relato al ser en sí mismo un fenómeno aislado, no nos permite conocer muchos aspectos de la realidad en que estos personajes se encontraban, pero aparentemente carecían de la conciencia de clase, pues ambos buscan antes que nada la aceptación de su superior y en ningún momento reconocen en el otro ni en sí mismos su condición de explotados.

Incluso aun cuando se supiesen como trabajadores pertenecientes a la clase oprimida, la situación no cambiaría mucho si no adquiriesen la cualidad de “clase para sí”. Hablando brevemente de las ideas de Lukács, expliquemos sus categorías de clase. Él trata además la “clase en sí” esta correspondería a lo que ya hemos planteado, estaría en aquellos sujetos que se reconocen como personas de la misma clase social, de alguna manera poseen una identidad de grupo.
La categoría de clase “para sí” se refiere a aquellos que además de reconocerse como grupo y de ser consientes de su situación en la relación entre clases, además saben distinguir entre la conciencia falsa y su propia consciencia. En otras palabras saben distinguir lo que más les conviene a ellos y lo que le conviene a los capitalistas sobre sus propias acciones. Tienen una ideología propia que pugna por sus propios intereses.

Si este fuese el caso entre Juan y Roberto, seguro que ninguno de los dos estaría ostentando o al menos buscando un ascenso, más bien se encontrarían luchando por el mejoramiento de la situación de todos sus compañeros.

Lukács plantea conceptos muy útiles para articular una lucha en las clases oprimidas y es precisamente la “articulación” uno de sus conceptos más importantes. Este concepto se refiere a la organización de las clases sociales.

Sin embargo esta articulación sería inútil si no se trata de una clase para sí. Es decir que posea una ideología que los lleve a luchar por sus propios intereses.

Aunque Lukács no lo plantea, imaginen lo peligroso que sería una clase capitalista con estas cualidades, serían opresores conscientes, buscando y creando mecanismos para mantener el control, además de estar bien organizados para proteger a los suyos y someter a los otros.

Ciertamente esta es una posibilidad real en nuestra actualidad, dado que son ellos los que poseen mayor acceso a los recursos intelectuales, el dinero se encarga de toda provisión. De cualquier forma sería esta articulación la que lleve a Juan y a Roberto a no luchar entre ellos por un ascenso de puesto, más bien luchar por un ascenso de clase.

Vallamos pues a otras situaciones para poder ejemplificar estos conceptos como hicimos con nuestro relato inicial, analicemos algo más real, dónde podemos considerar más aspectos de la realidad social.

Es bien sabido que los medios ejercen una fuerza política tremenda sobre la mayoría de los mexicanos y en el caso de la eliminación de la empresa pública “Luz y fuerza del centro” no han sido una excepción.

El gobierno mexicano por motivos que solamente ellos conocen decidió retirar a esta empresa de sus funciones, los argumentos que dan se refieren al alto costo y la ineficiencia de las labores de esta empresa. Personalmente no cuestiono estos argumentos, sin embargo lo que si me pregunto es si la eliminación de la empresa es realmente la verdadera solución al problema.

Si tomamos en cuenta al gran número de trabajadores que se sumarán a las filas del desempleo, es lógico cuestionarnos si realmente están resolviendo el problema, cualquiera que este fuese, ya sea la crisis financiera internacional o cualquier otro motivo. El problema original a lo que se ha dicho, es que no era una empresa rentable pero ¿acaso mejorar su rentabilidad no era una opción?

Como sea, sin entrar en juicios de valor, apreciemos las principales agrupaciones que han protagonizado el fenómeno. Tenemos en primera instancia al “Estado” quien realiza esta acción en contra de los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro, mismos que son representados por el “Sindicato Mexicano de Electricistas (SME),” uno de los sindicatos con mayor fuerza política en el país. Además tenemos al elemento informativo de los “medios de comunicación”, que en una incuestionable alianza con el estado se han encargado de argumentar y desprestigiar a los trabajadores y el sindicato de esta empresa.

No argumentaremos sobre la veracidad de sus informes, aunque claramente han mostrado una posición contraria a los intereses del SME. Ahora bien, utilizando los conceptos de Lukács analicemos esta situación.

Ciertamente los tres grupos; Estado, capitalistas y trabajadores. Se encuentran bien articulados en este fenómeno. Los primeros dos grupos ejercen una opresión sobre el tercero, y este ofrece una resistencia bien organizada.

Aunque no mencionado en forma explícita, sabemos la existencia de un cuarto grupo, el de la sociedad civil mexicana. Esta carece completamente de los elementos de los cuales hemos hablado a lo largo del ensayo. No tiene conciencia de clase, tal vez porque no constituye una clase concreta, mucho menos adquiere carácter de clase en sí o para sí, de modo que tampoco se encuentra articulada, sin embargo al representar a la población en general, son ellos quienes sin saberlo ostentan más poder y es precisamente que los grupos dominantes (capitalistas y Estado) explican sus acciones a ellos.

Los medios se han encargado de hacer sentir a los mexicanos como víctimas de las acciones del SME, por los privilegios de los que gozaban anteriormente. Y les han hecho creer también que serán beneficiados de la desaparición de la empresa de Luz y Fuerza del Centro (LFC).

Sin embargo independientemente de la existencia de esta empresa, los impuestos de los mexicanos no disminuirán, ni serán modificados, al contrario, seguirán aumentando aunque esto sea por otros motivos. Con esto caemos en la cuenta de que el presupuesto antes designado al mantenimiento de LFC se conservará en las arcas del gobierno, y se utilizará según los intereses de este.

Tenemos pues a los medios de comunicación como grandes difusores de una falsa conciencia en la gran mayoría de la población mexicana que cree ciegamente en sus argumentos. Por otro lado tenemos al SME, como ya dijimos, bien articulados, poseen una consciencia de clase para sí. Y esto tal vez desde mucho antes de que ocurriera este fenómeno, posiblemente los beneficios que obtuvieron de su lucha (producto de esas mismas cualidades), fueron los que llevaron al Estado a imponerse de tal manera sobre ellos.

Cabe mencionar que la eliminación de LFC no significa la desaparición del SME, sin embargo es una eficiente manera de lograr la desarticulación de este grupo social. Ahora ¿Qué podemos decir de las clases gobernantes con estos conceptos?

Es difícil saber hasta qué punto los capitalistas tienen conciencia de clase, debido a los constantes enfrentamientos que produce entre ellos el sistema capitalista establecido por los mismos. Sin embargo de alguna manera comparten una ideología común y han logrado contundentemente establecerla sobre la población general, de modo que ¿Cómo podría ser posible la difusión de esta conciencia falsa sobre el resto de la población si ellos carecieran de una consciencia de clase? Al menos Lukács no habla concretamente al respecto, de modo que concluiremos con esta reflexión.

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